La Variabilidad de los Procesos y sus Orígenes.
La variabilidad es un indicador clave de la capacidad que tiene un proceso para cumplir con la calidad requerida (asegurando que el valor real del resultado del proceso se encuentre dentro del rango de tolerancia).
¿Por qué varía el resultado de los procesos?
Debido a dos tipos de variabilidad. La primera se conoce como variabilidad por causas comunes, la que depende de la forma en que se realiza el proceso (materiales, método, herramientas, personal, entorno, etc.).
Las causas comunes suceden en forma aleatoria, representando entre el 80 y 95% de la variabilidad de cualquier proceso.
Este tipo de variabilidad puede reducirse sólo por medio de un cambio del sistema o método del proceso.
Por ejemplo, la variabilidad en la dimensión y resistencia de un ladrillo artesanal es mayor que en uno industrial.
En el segundo caso existe un control mucho mayor sobre las variables de producción.
Un segundo tipo se conoce como variabilidad por causas especiales o asignables, producida por fuentes externas al proceso.
Aparecen en forma esporádica, afectando al patrón aleatorio de las causas comunes y sacando al proceso de control. Debido a ello, son más fácilmente reconocibles y presentan una menor dificultad para su corrección.
Este tipo de causas se analizan y se corrigen de modo que, en lo posible, no sucedan nuevamente.
En algunos casos, por ejemplo cuando la variabilidad de un proceso es alta, suele generarse un círculo vicioso que comienza al dar por hecho que dichas variables son intrínsecamente volátiles o imposibles de manejar. Es por lo cual que no se fijan objetivos ni parámetros de control/estabilidad.
A partir de aquí, cualquier resultado obtenido será considerado como aceptable, ya que no se ha definido un punto de comparación: no se sabe qué está bien, y por lo tanto es imposible saber qué está mal.
En consecuencia para hacerle frente a este factor que atenta contra el agregado de valor debemos atacar la causa raíz de las variaciones que experimentamos: la demanda y los procesos.
En primer lugar debemos actuar sobre la gestión de la cadena de suministro. Ciertamente este es todo un tema en sí mismo sobre el que volveremos más adelante. Pero que conceptualmente implica diseñar procesos y relaciones entre clientes y proveedores que sean tan transparentes como sea posible, buscando colaborar para minimizar los tiempos de entrega y facilitar la planificación agregada de los requerimientos.
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