Tipos de Procesos.
Los procesos industriales son una serie sistemática de operaciones mecánicas, físicas, eléctricas o químicas. Estos pasos ayudan a fabricar un artículo que se lleva, generalmente, a gran escala. Dicho de otra manera, se encargan de utilizar materia prima obtenida de distintos recursos naturales y emplearla para fabricar un producto en masa. Por ejemplo, la impresión de libros, la fabricación de aviones o barcos, la producción de bolígrafos, etc.
Cuando una empresa empieza a fabricar un producto, el proceso está determinado por ciertos factores. Por ejemplo, por la demanda del consumidor, la técnica de fabricación, los recursos de la empresa, etc.
Este tipo de procesos industriales son muy relevantes para la economía de toda la población. Pues, prácticamente el 90% de los bienes que se consideran imprescindibles en nuestro día a día, no existirían. Además, abaratan y hacen más asumible económicamente los bienes de consumo. En definitiva, permiten hacer más fácil la vida del consumidor final y simplifican los procesos de producción.
Los procesos de la empresa pueden servir para impulsar el talento humano, lo que derivará en una cultura del servicio que es vital para el desarrollo y competitividad de la organización. Para alcanzar esta meta, deben mejorarse los procesos y, sobre todo, dirigir a la empresa bajo este enfoque.
Como es conocido por todos, los clientes de una empresa del siglo XXI ya no tienen una visión aislada de la organización. Ven al proveedor como una entidad total; esperan mucho más que una transacción puramente comercial; están atentos a la amabilidad de los vendedores, a que cualquier persona que los atienda en la organización les brinde información, así sea el personal de limpieza; a que no los hagan esperar por teléfono y, en algunos casos extremos, a que les lean el pensamiento y se adelanten a su pedido.
Una experiencia superior con los clientes solo se logra y crea cuando toda interacción con ellos se coordina de forma superior. Nada puede dejarse al azar en cada momento de la verdad que ocurre a diario en la empresa.
Para atender a estos momentos de la verdad, los miembros de la organización deben dejar de pensar en la estructura organizacional y centrarse en los procesos que controlan todas las interacciones con los clientes.
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